jueves, 14 de febrero de 2013

EL BANDOLERISMO SOCIAL EN LA VISIÓN DE HOBSBAWM: UN DEBATE CONCEPTUAL AÚN VIGENTE


Lic. Luis Alberto Rivera H.[1]
    betorh58@hotmail.com



El año pasado en la ciudad de Londres,  partió hacia la eternidad y la historia  el notable historiador Eric Hobsbawm, falleció cómo describiría su hija para un periódico local, realizando aquella actividad que fue su más acuciante preocupación, la investigación histórica, por ello hasta sus últimos momentos no hizo más que “estar al tanto de los sucesos; tenía una pila de periódicos junto a su cama”. El maestro Hobsbawm como los grandes historiadores hasta su último hálito, vivieron intensamente la ciencia histórica.
     Eric Hobsbawm, en sus ya célebres obras, Rebeldes primitivos, estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX (1974) y Bandidos (1969), realizó un aporte trascendente en la historia social, analizar a “delincuentes” y “salteadores”, no como criminales sino como personajes históricos cuyo accionar debía visualizarse como expresión de las fricciones sociales. El robo, el delito y sus actores pasaron a constituir materia de análisis en la historia social.

     De esta forma surgió, en el análisis social,  el Bandolero Social, y fue Hobsbawm quien se encargó de forjar este concepto, al demostrar la generalidad del mito de Robin Hood, quien empujado fuera de la ley por la injusticia, fue erigido en un paladín  y héroe de los  pobres. Un hombre al margen de la ley que no es visto como tal por amplios sectores sociales.
     El bandolero social por tanto, se diferenció  del delincuente común, porque sus delitos no sólo fueron expresión individual de su rechazo y descontento a la sociedad vigente, sino logró identificar a los miembros de los grupos dominantes y sus agentes consiguiendo canalizar sus acciones hacia ellos y obteniendo una identificación con la población, la cual apoyó sus actos y lo protegió.
     Hobsbawm destacó cuando analizó al bandolero social, la identificación que  los sectores sociales dominados hicieron con la figura del bandolero, al cual convirtieron en su vengador y por ello lo protegieron.
En su análisis Hobsbawm señala algunas otras peculiaridades del bandolero: a) Su carácter Rural b) una forma pre política de protesta social  c) Una ideología reformista.
     Para Hobsbawm (2003), al bandolero social, fue un determinado tipo de ladrón, de aquellos  a quienes la opinión  pública no considera simples criminales, hombres a quienes los grupos de poder y el estado consideraron criminales pero que permanecieron dentro de la sociedad campesina y fueron considerados como héroes paladines vengadores e incluso líderes.
     Hombres que no lograron visualizar al señor, como al enemigo de clase al que hay que derrotar, y cuyo máximo programa sólo persiguió  la defensa o restauración del orden tradicional buscando terminar con los abusos.
El aporte conceptual de Eric Hobsbawm, luego de sus primeros análisis y publicaciones, recibió críticas, dentro de las cuales podría resumirse  tres principales (Walker y Aguirre 1990).
     La primera y más radical planteó que 

(…) los bandidos sociales como tales no existían, que eran resultado de la mitología. Sus acciones eran menos románticas y redistributivas de lo que el folklore, fuente principal para Hobsbawm, implica. Autores como Anton Block y Linda Lewin muestran casos en los cuales los bandidos pactaban con las élites, robaban a otros campesinos, y no necesariamente defendían a su comunidad de origen”. (Walker y Aguirre, 1990: 16).

     Sobre esta primera crítica, debemos señalar que pretendió negar la existencia de un hecho social concreto y de existencia comprobada, el bandolerismo social, olvidando que el científico social genera el concepto y este pretende captar la esencialidad del hecho en todas sus complejas implicancias.
     En lo referente a las fuentes folklóricas, como elemento principal utilizado por Hobsbawm para su análisis, se intentó menospreciar su importancia al estar conformada por cantos o mitos creados.
     Planteamiento que soslaya y evidencia un total desconocimiento del folklore,  sector de las Ciencias Histórico Sociales, que estudia los hechos folklóricos, es decir a las creaciones humanas que se caracterizan por ser populares, tradicionales y anónimas” (Cáceres - Olazo Monroy, 2006: 91). Y que intenta omitir a los seres humanos, creadores de los hechos folklóricos, los cuales son seres concretos, con existencia propia y perteneciente a clases sociales que carecen del poder económico, político y social.
     Por tanto, el folklore, esboza una forma de comprender la realidad que les toca vivir; y hacen de sus cantos y mitos no sólo
(…) una forma de entretenimiento, para quienes las escuchan, sino un mecanismo de trasmisión de las normas y valores culturales, al presentar en forma figurada la realidad en la cual se desenvuelve el grupo social creador de dichas narraciones. (Cáceres - Olazo Monroy, 2006).

     La segunda crítica incidió en que “(…) no se debe separar bandidos sociales y bandidos “empresariales” ya que todos los actos de bandolerismo representan una forma de protesta social.” (Walker y Aguirre, 1990: 16).
     Esta crítica en palabras del mismo Hobsbawm (2003) intentó minimizar el carácter de clase del bandolerismo y por ello: “(…) vincula ambas cosas al mundo de la clase gobernante local en lugar de al campesinado. (Hobsbawm, 2003:182).
     En lo que respecta a esta crítica, debemos señalar que la tipificación de Hobsbawm, responde a una necesidad, diferenciar al bandolero social, de aquel cuyo accionar sólo es una protesta individual y que no diferencia  socialmente a sus víctimas. Hobsbawm al iniciar sus estudios del delito tuvo que encontrar el concepto apropiado para diferenciar al bandido que roba sin distinción de su víctima, de aquel que logró visualizar a los sectores sociales e incide en sus acciones contra los grupos de poder.
     Finalmente la tercera crítica, centraliza en “(…) que los bandidos sociales se limitaban a las épocas pre capitalistas o pre industriales” (Walker y Aguirre, 1990: 17). Sobre esta última crítica, los aportes y comentarios a los estudios del Bandolerismo generaron en Hobsbawm una revisión y reflexión que lo llevó a en una de sus últimas ediciones sobre Bandidos (2003), a señalar:
“(…) Es igualmente probable que su atractivo (bandolerismo social) no se haya agotado ni siquiera en una sociedad obviamente capitalista como Estados Unidos, siempre y cuando sea una sociedad en la cual la leyenda del bandolerismo social forme parte de la cultura popular” (Hobsbawm, 2003: 197). 


     De esta manera Hobsbawm dejó abierta la posibilidad de la existencia del fenómeno del bandolerismo en sociedades capitalistas y va relegando el carácter pre político al fenómeno del bandolerismo que antes fue una de sus características.
     Estas últimas reflexiones sobre el bandolerismo social, como fenómeno social en palabras de Hobsbawm (2003), implicaron que el Bandolero Social, en sus propias palabras, desafíe  simultáneamente al orden económico social y político, radicando allí su complejidad.
     En el plano económico,  el fenómeno del bandolerismo permitió la recreación de un circuito económico alterno al dominante, desde el cual se movilizaban los sectores marginales de la sociedad, la apropiación de bienes de los grupos dominantes o sus aliados fue una constante de sus acciones.
     En el ámbito social sus delitos tuvieron como elemento nutriente el descontento popular,  por ello, cuestionaron no sólo el orden social vigente sino incluso algunos se levantaron y fungieron de autoridad paralela al orden establecido en algunos lugares.
     El cuestionamiento de la clase dominante y sus sectores aliados hicieron de su protesta una protesta con embrionario contenido político, no cuestionando el orden existente, no pidiendo al cambio del sistema o la ruptura del orden colonial de forma directa o explícitamente, sino cuestionando a las autoridades locales y del valle y por ende cuestionando indirectamente el engranaje político.

     Por tanto, a la luz de los nuevos aportes sobre Historia Social es indudable el enorme legado de Hobsbawm sobre el fenómeno de la criminalidad y el bandolerismo social, sus últimos añadidos al fenómeno del bandolerismo enriquecen el tema e invitan a nuevas miradas sobre un tema complejo para el análisis. Queda en los científicos sociales e interesados continuar enriqueciendo y analizando desde nuevas miradas los planteamientos de Hobsbawm y aportando  para el mayor conocimiento de nuestra materia histórica. Es el mejor legado que podríamos darle a un historiador que entregó su vida a la ciencia histórica y siempre fue agudo y critico al sistema actual.



[1] Licenciado en Historia de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Actualmente con estudios de Maestría en Historia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


BIBLIOGRAFÍA

AGUIRRE, Carlos y Charles Walker, eds (1990) Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y violencia en el Perú, siglos XVIII (Lima: Instituto de Apoyo Agrario/Instituto Pasado & Presente.


HOBSBAWM, Erick.           (1974) Rebeldes primitivos: estudios sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX”.  Barcelona, España.

                                            (2003) Bandidos. Barcelona. Crítica. España.


CÁCERES – OLAZO M. J. M. (2006)   Folklore, Algunas Consideraciones. En Temas de Antropología. Departamento Académico de Antropología, Arqueología e Historia. Universidad Nacional Federico Villarreal.




PUBLICADO EN LA REVISTA VIRTUAL "LOGOS"

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