Lic. Luis Alberto Rivera
betorh58@hotmail.com
“En
síntesis, para el conocimiento es clave la síntesis; para la síntesis es clave
sacar la ley; para sacar la ley es clave capturar la contradicción principal;
para capturar la contradicción principal es clave detectar cual es la constante
históricamente. Y apara esto último es clave tener una mente con sentido de
proporción, que sepa balancear, discriminar, comparar, relacionar, jerarquizar,
clasificar, descartar, triangular, enfocar en perspectiva, formular hipótesis,
inducir, deducir, etc.”
(Revista
Vórtice, No 11, 2008: 5)
En múltiples ocasiones los jóvenes
estudiantes, quienes se preparan para ingresar a las universidades,
tienen gran dificultad en la comprensión del curso de historia, y
ello se debe fundamentalmente a la forma como es enseñada esta ciencia social.
Debido a ello, surgió la necesidad de delinear un método que permita al
estudiante poder alcanzar el nivel de análisis y síntesis que requiere la
historia y no sólo memorizar fechas y nombres.
Por ello planteamos que cuando
estudiamos la Historia; debemos resolver desde que forma analizaremos los
hechos históricos; para ello existen dos métodos de abordar el estudio;
uno metafísico e idealista y el dialéctico – materialista; el primero, tiende a
aislar los hechos incidiendo en sobremanera en memorizar fechas, nombres,
datos; ejemplo de ello, la forma memorística de enseñar la historia en
múltiples centros pre universitarios, haciendo que el alumno se convierta en un
ser dotado de datos cronológicos o que aprenda nombres de personajes, ciudades,
etc, pero con un gran problema por resolver, no haber llegado a
comprender, que los hechos en la historia son eslabones que forman parte
de una gran cadena que justamente es el proceso histórico.
El segundo método, conocido como dialéctico
materialista, ya había sido planteado en una edición anterior (Vórtice No 14),
al respecto habíamos adelantado que nosotros abordaríamos los hechos
desde una forma de entender la historia, llamada científica o dialéctico
materialista, creada por Carlos Marx; la cual enfoca los hechos, partiendo del
análisis y la comprensión de la historia como proceso; encontrando que en
ella se desarrollan y desenvuelven ondas, ciclos, de dilatación y contracción
como forma de expresión de la ley universal, la contradicción. Como ciencia
habíamos mencionado “…la historia, debe
estudiarse como proceso, con partes que se interrelacionan e interactúan entre
sí, unas a otras, y no de forma aislada” (Vórtice No 14: pág. 13).
Desde esta perspectiva analizar la Revolución
Francesa conlleva dos problemas, el primero es de índole causal y el segundo
sobre la duración del proceso, en cuanto al problema causal, abordado en un
artículo anterior, concluíamos que “…En el proceso de la revolución
Francesa los factores externos constituyen el marco referencial y los elementos
coadyuvantes en convergencia con los factores internos (factor
principal) generaron y motivaron todo el proceso de la caída del Antiguo
Régimen en Francia”.
El relación al segundo problema, trazar los
cortes temporales para un mejor análisis, es decir, poder tener un marco
cronológico referente a la duración de la Revolución Francesa, algo así
como colocar hitos o hacer los cortes en el proceso de la historia universal
para saber el tiempo que abarcó este gran acontecimiento.
Sobre la Revolución Francesa es casi
generalizado en el análisis de los historiadores; considerar que este
hecho histórico abarcó cronológicamente desde 1789, iniciado con la toma de la Bastilla
y el papel protagónico del tercer estado (estado Llano), hasta 1815 con la
derrota definitiva de Napoleón Bonaparte en Waterloo.
Una perspectiva, que soslaya
aspectos y hechos que se relacionan íntimamente con la revolución, como
son la Restauración Borbónica, la Santa Alianza y las llamadas Revoluciones
Liberales de 1830 y 1848.
Analizar la Revolución Francesa
teniendo como referentes 1789 y 1815 implica cortes temporales que no abarcan
todo el proceso de esta revolución burguesa, la cual en primer lugar,
se encuentra inserta dentro de un amplio periodo caracterizado por la
lucha de la burguesía por obtener el poder político en el orbe.
Conocida como la “Revolución Occidental
(1648–1848)” y producida fundamentalmente en Europa, dado que allí descansaba
la burguesía más desarrollada del orbe que aspiraba a la conquista del poder
político, este periodo se caracterizó en la Historia Universal por la lucha
denodada de una burguesía que había llegado a un estado de madurez y aspiraba
al control político para desde allí poder desplegar y desarrollar el
capitalismo hasta llevarlo como lo a hecho hasta hoy a su máximo desarrollo.
Desde esta perspectiva, la Revolución
Francesa se encontraría dentro de un gran marco referencial(1648 – 1848),
iniciado por dos movimientos burgueses que le precedieron en el siglo XVII; la
denominada Revolución de 1648 liderada por Oliverio Cromwell, donde
la burguesía no sólo se atrevió a desafiar al monarca desde el parlamento sino
inició el lento camino a la obtención del poder político ejecutando una seria
de reformas llamadas a potenciar el papel de la burguesía, como fue la firma
del Acta de Navegación(1561), la cual buscaba impulsar el desarrollo de la
burguesía comercial inglesa monopolizando el comercio naval y prohibiendo
cualquier desarrollo industrial de alguna colonia que fuera competencia de
Inglaterra, este proceso aparentemente se truncó con la muerte de
Cromwell, quien había generado las condiciones que convertirían a Inglaterra en
una potencia comercial marítima.
El aparente retorno de la monarquía con la
ascensión al poder de Carlos II, marcaba el aparente retorno de los Estuardo al
poder y la instauración del absolutismo en Inglaterra, sin embargo el
sentido de la historia señalaba el rumbo ineluctable hacia el triunfo final de
la burguesía inglesa la cual se concretizó en la Revolución Gloriosa de 1688,
en la cual tras una aparente lucha religiosa entre la instauración del
catolicismo por parte del monarca la burguesía buscaba acabar con un régimen
que pretendía volver al Antiguo Régimen para en su lugar colocar un monarca que
se subordinara a su poder político, ello quedó concretizado con la firma
de la denominada “Declaración de Derechos”, que restringía el poder de los
reyes y los enmarcaba a los designios de la burguesía que pasaba en la concreto
a conducir las riendas del estado ingles. Ello queda demostrado con dos de los
principales puntos de esta declaración:
I - Que el pretendido poder de suspender
las leyes y la aplicación de las mismas, en virtud de la autoridad real y sin
el consentimiento del Parlamento, es ilegal.
IV - Que toda cobranza de impuesto en
beneficio de la Corona, o para su uso, so pretexto de la prerrogativa real, sin
consentimiento del Parlamento, por un período de tiempo más largo o en forma
distinta de la que ha sido autorizada, es ilegal.
De esta manera se produjo el ascenso de la
burguesía al poder político en Inglaterra, casi un siglo antes que en Francia
(1789), acaso tendrá relación este hecho con la llegada a mediados del siglo
XVIII de la llamada Primera Revolución Industrial, ¿Por qué esta revolución
industrial tuvo su foco de desarrollo en Inglaterra? ¿Por qué el Humanismo y
Renacimiento tuvo su foco en las republicas italianas del siglo XV y XVI?
Preguntas que parecen no tener relación pero que guardan íntimo nexo por que en
ambos procesos, la burguesía que radicaba allí era la burguesía más
desarrollada, aquella llamada a delinear el camino de esta clase social en su
obtención del poder político.
Volviendo a la Revolución Francesa debemos
precisar que las coyunturas convertidas en etapas como es el caso de:
Monarquía, Republica y Era Napoleónica). Marcan no solo momentos de un proceso
revolucionario, sino también niveles de desarrollo íntimamente ligados de esta
revolución. La monarquía guarda aun la imagen del monarca, su temor al rompimiento
absoluto con lo viejo, su grado de conservadurismo, al conservar la imagen del
rey y su institución, limitada por la promulgación de la Constitución de 1791 y
la abolición de los derechos feudales, pero solo llegara a su fin cuando en
Guerra contra Austria se demuestre que el rey francés incluso conspiraba contra
su propio pueblo en aras de retornar al control del poder absoluto.
La República por otro lado se encuentra
marcada por la pugna al interior de la clase burguesa de los sectores Girondinos
(Gran Burguesía) y Jacobino (pequeña burguesía) principalmente en el marco no
sólo de una guerra por la continuación de la Revolución sino ante la amenaza
externa de países que ven como un mal ejemplo y un elementos perturbador del
Régimen Absolutista Europeo a Francia, ello explica el Régimen de Maximiliano
Robespierre (denominado Gobierno del Terror) quien lejos de ser satanizado en
las clases de Historia debería ser analizado a la luz de su contexto, y
no ser juzgado como si la historia fuese un tribunal y los historiadores jueces
y fiscales quienes señalan quienes fueron inocentes o culpables, la Historia se
encarga de analizar y sintetizar los hechos de la historia para así
llegar a un alto nivel de comprensión de ellos.
La Era Napoleónica significó para
Francia la exportación de su revolución a Europa, la respuesta a los intentos
de los regímenes absolutistas que conspiran contra Francia, y donde resalta la
figura de un estratega militar como fue Napoleón con sus águilas Imperiales,
las cuales fueron las encargadas de llevar no solo sus armas sino de
irradiar los principios de la revolución en Europa.
La derrota de Napoleón en Waterloo
(1815) no marcó el fin de la Revolución Francesa, la Restauración
Borbónica (1815 – 1830) significó el intento del régimen monárquico de volver
al poder, de instaurar nuevamente el Antiguo Régimen, de un regreso al viejo
sistema, como si la historia concibiera regresiones o retrocesos. El aparente
retorno del Antiguo Régimen fue acompañado del Terror Blanco, la persecución y
asesinato a los que había participado activamente en la Revolución, así como la
instauración de la llamada Santa Alianza la cual agrupó a los países
absolutistas europeos que tenían como objetivo velar por el statu quo, que no
vuelva a surgir en país alguno un revolución burguesa como la francesa,
por ello la Santa Alianza bajo el pretexto de defender a la Iglesia Católica,
armó un ejercito multinacional con el objetivo de erradicar de Europa cualquier
intento de revolución burguesa.
La Revolución de 1830 es el retorno de la
Burguesía al poder político significó el triunfo de la gran burguesía que logró
nuevamente la instauración de un régimen político subordinado a sus designios.
Culminaría este proceso con el gran movimiento de la burguesía en
Francia (1848) con aquella gran irrupción de masas de artesanos y campesinos
quienes junto a la pequeña burguesía buscaron mejores condiciones de vida
y mayores accesos en el ámbito político, y que a pesar de ser derrotados al
final del la insurrección popular, como diría Marx, los resultados llevarían al
proletariado, a comprender que su emancipación dependería de ellos mismo como
clase que dirija el proceso futuro.
Analizar la revolución francesa implica tener
en consideración que “….como toda revolución debe ser entendida como un
proceso, debemos tener en cuenta que hay momentos de restauración de contrarrevolución,
momentos en que pareciese que se está volviendo nuevamente a las formas
antiguas, pero cuando las masas han vislumbrado el porvenir, el proceso
revolucionario marcha irremediablemente hacia su triunfo final”. Y
justamente partiendo de esta premisa es que postulamos que los
acontecimientos posteriores a la derrota de Napoleón no son ajenos del todo al
gran proceso de la revolución Francesa, por ello planteamos que la
Restauración Borbónica (1815 – 1830) fue el momento de contrarrevolución, de aparente
regreso al antiguo régimen, del “retroceso en la historia”, en su marcha
ineluctable hacia un nuevo momento para la humanidad. Significó este aparente
regreso un momento contrarrevolucionario que buscaría la restauración del
la aristocracia y la monarquía en el poder político, caracterizada
por el llamado “Terror Blanco” el regreso de la política
absolutista y la persecución hacia aquellos que habían sido protagonistas,
participado y/o colaborado durante la revolución francesa; el terror Blanco fue
la persecución y venganza de los monárquicos contra los que apoyaron a la
revolución.
Sin embargo el retorno de la vieja monarquía
no significó la derrota de la revolución Francesa, muy por el contrario la
historia demostraría una vez más como el proceso histórico, ese movimiento
de ascenso en espiral, que en algunas coyunturas pareciere que se detiene
o retrocede sigue un curso ineluctable, quizá ello no quieran ver quienes
durante las últimas décadas se han desvivido en demostrar que el socialismo
y la instauración de regímenes alternativos y opuestos al capitalismo han
sido derrotados y nunca se instauraran por que el capitalismo a vencido, que
paradójico planteamiento, partiendo de la premisa que fue la burguesía, la
clase hoy contrarrevolucionaria y retardataria aquella que en el siglo XVIII
marcaba la pauta e iba al ritmo de la historia, marchaba en el mismo sentido.
Por tanto, concebir la revolución francesa
ajena a los movimientos liberales, burgueses de 1830 y 1848 significa de alguna
manera un análisis que soslaya las múltiples relaciones que se establecen entre
los movimientos burgueses de 1830 y 1848 y que hacen que estas revoluciones
signifiquen la culminación de la Revolución Francesa es decir el triunfo final
de la burguesía francesa con la obtención del poder político.
Publicado en Revista Vórtice. Ciencia, Arte y Filosofía desde la Política. (pp. 7 - 9)
Año VI - No 25. Nov. - Diciembre 2010, Lima - Perú.
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