Lic. Luis Alberto Rivera
“La neutralidad en la ciencias histórico sociales en una sociedad signada por la lucha necesaria de intereses es una ficción”
I. INTRODUCCIÓN
A pesar de la derrota en el plano teórico de
la moda posmoderna (1), evidenciado en la práctica social - inaplicabilidad de
sus “teorías”- y la irracionalidad de sus planteamientos (al cuestionar el
grado de ciencia de la historia, el método científico, la objetividad de la
historia, conceptos forjados en la realidad social, etc).
Aún es común escuchar a los difusores de los
planteamientos posmodernos y neopositivistas “hacer historia carente de
ideología”, sin embargo estas posiciones ocultan un trasfondo ideológico,
pretenden enmascarar con “novísimos” conceptos, un aparato conceptual empleado
en las ciencias sociales que esconde planteamientos ideológicos que buscan
mantener el statu quo intentando desvirtuar un marco teórico y conceptual
forjado a la largo del proceso histórico y que en su dinámica se va
perfeccionando con los nuevos aportes de la ciencia y los cambios propios de la
realidad.
Estos “novísimos” planteamientos refieren que
la historia en las últimas décadas se ha enriquecido con la inserción de nuevos
temas antes no tratadas, debido a que el quehacer histórico por aquellos años
respondió a una ideología y por tanto carecía de objetividad, al reducir todo
al conflicto y las luchas sociales, es decir ver solamente los enfrentamientos,
las contradicciones. Planteamientos que buscan reducir el análisis a la
descripción y el análisis hermeneútico y no indagar en el trasfondo
de los procesos y las causas ocultas.
Frente a estas posturas relativistas y
aparentemente “neutras”, el presente trabajo busca demostrar que los
denominados “neutrales” en la historia, responden a intereses ocultos, aún más
peligrosos para la historia ciencia y la sociedad. Dado que estos personajes
ocultan su apuesta por el orden existente y se han convertido en los defensores
de un orden económico social excluyente para las grandes mayorías.
El trabajo a sido dividido en tres
partes en la primera a manera de introducción nos acercamos al problema de la
posmodernidad y su apuesta por el statu quo. En la segunda parte abordamos la
posmodernidad sus planteamientos, algunos de sus expositores y los trasfondos
ideológicos y políticos que esconden en sus aparentes “neutrales”
planteamientos. En la tercera parte abordamos la forma en que concebimos la
historia ciencia sus aspectos teóricos más importantes y sus implicancias
políticas e ideológicas y la importancia de esta forma de hacer historia para
la sociedad.
II. LA
MODA POSMODERNA: NIHILISMO Y “OBJETIVIDAD”
El posmodernismo tiene sus orígenes en la
efervescencia ideológica del 68’, donde se desarrollaron corrientes de
pensamiento basadas en oposición a un seudo marxismo, entendido como “ formas
escolásticas y tendencias que implican una utilización petrificada, fosilizada
de los conceptos marxistas” y en una contemporización política “revisionista”
muy distante de los planteamientos de Marx y Engels, tendencias que buscaron un
reduccionismo económico mecánico de los principales postulados de Marx y Engels
quiénes sostendrían:
“...el factor que en última instancia
determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni
Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo
que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en
una frase vacua, abstracta, absurda” (Carta de Engels a J. Bloch 1890).
Esta corriente se manifiesta a partir de la
afirmación del “final de la modernidad” en un claro rechazo del
proyecto intelectual ilustrado europeo que se basaba en la racionalidad del
conocimiento científico, la idea de progreso - en donde la historia era ejemplo
de una evolución progresiva de la humanidad. De esta forma si durante la modernidad
se propugnaba la idea de la historia como una totalidad que evoluciona
con sentido y necesidad; bajo la visión posmoderna, en cambio se desconfía de
las visiones totalizadoras- la gran historia se disuelve en microhistorias - es
decir el hecho histórico se disgrega en el hecho migaja o el micro hecho,
convirtiéndose en historia infinitesimal.
ASPECTOS
TEÓRICOS DE LA POSMODERNIDAD EN LA HISTORIA
En el plano de la historia, tanto el aspecto
teórico como en la forma de hacer historia desde los años 70 se observó
un giro en la forma de hacer y entender la historia, es así que el historiador
inglés Lawrence Stone, en su conocido libro El pasado y el presente (1986),
escribió un artículo donde analizaba las tendencias de la historiografía y
sostenía que durante los años 70’ la manera de hacer historia estaba
caracterizada por el “retorno al relato”, a la historia como
narrativa, a una explicación que no tenía como preocupación los planos
económico y social sino que se basada en el clima, los valores, las costumbres,
los ecosistemas.
Esta nueva forma de hacer historia renunciaba
a las explicaciones causales (2) (acontecimental, coyuntural, estructural), y
se reducía al relato y sólo admitía la hermenéutica en un intento por
configurar un paradigma nuevo, “posmoderno (3)”, como sustituto del
paradigma racionalista y estructural.
Esta irrupción de una novedosa forma de
entender la historia y de hacer historia durante su ingreso al interior del
mundo académico generó para algunos una “crisis”(4), al respecto Topolski opina
que dicha crisis no se presentó en nuestra disciplina histórica, sino en la
filosofía de la historia y consiste en el desarrollo de un enfoque narrativista
(literario).
Sin embargo Topolski a pesar de darse cuenta
que “la tesis posmoderna pone en duda la historia como realidad pasada y
como narración” no vislumbra la crisis en la historiografía (5).
En los años 70, Lawrence Stone (1986)
calificó como “un retorno al relato”(6), la nueva forma de hacer historia que
significaba el retorno del sujeto dado que por esos años dominaban las
investigaciones de historia económica y de las estructuras sociales.
La historia narrativa que emergió como una
nueva forma de hacer historia presentaba fundamentalmente dos características.
Primero, concedía prioridad al hombre por sobre sus circunstancias, es decir se
ocupaba de lo particular y lo específico más que de lo colectivo y estadístico
y, en segundo lugar presentaba una forma descriptiva no analítica.
Al respecto Fontana sostiene que este retorno
a la narrativa “... sería,
simplemente una historia que vuelve a ser, como en un pasado creíamos superado,
un simple cuento a narrar” (Fontana 1992:23).
Historia que intenta presentarse en su
modalidad narrativa como forma expositiva neutra, limpia de carga ideológica y
que pretende escapar del “contagio de la teoría”.
Actitud que se pone de manifiesto en los
planteamientos de Paúl Veyne, quien en su obra Como se escribe la
historia (1972) nos dice
“... El historiador no debe
dedicarse a hacer teoría (...). La historia carece de método. La historia no
explica nada. La historia no es una ciencia y apenas nada tiene que esperar de
la ciencia (...). El relato que surge de la pluma del historiador no es lo que
vivieron sus protagonistas es sólo una narración de la misma forma que la
novela” (Veyne, 1972: 5-7).
Planteamiento que busca acercar a la historia
al relato literario, en un claro intento por desvirtuar el carácter científico
de las ciencias sociales y la relativización la objetividad de la historia.
M. Foucault (7), quien desde los 70’ formuló
las bases del discurso postmoderno, a partir de una potente critica al
pensamiento racionalista y a la objetividad científica.
De esta manera la historia perdía todo su
significado, pues como invención del hombre occidental en la denominada fase
clásica de la tardía época moderna, estaba superada.
En la década de los 80’ se produjo lo que
Carlos Barros (2001) denomina “el segundo retorno del sujeto”, esta vez el
sujeto tradicional (la biografía, la narración, la historia política, etc.)
produciéndose en la historiografía occidental una fragmentación de temas hasta
un límite antes inimaginable a este proceso se le llamó “el desmigajamiento de
la historia”.
En ésta década, muchos historiadores, que
antes habían estado influenciados por el marxismo se dejaron arrastrar por “... una irracional oscilación hacia el
estudio de las ideas, reivindicando ahora poco menos que como un territorio
inexplorado..”(Fontana: 1992). Historiadores que dieron continuidad a un
comportamiento anterior como cuando asumieron por moda el marco teórico
marxista o basados en el interés personal para luego dejarlo. Es decir, estos
sectores de la intelectualidad asumen cada cierto tiempo planteamientos
novedosos en forma simplemente de moda“... dedicados a probar con cada una de
las nuevas modas que aparecen en el mercado” (Fontana 1992:13).
El hecho de asumir planteamientos carentes de
sustento teórico sólo la por moda (8), explica también porque ante la crisis
del pseudomarxismo (9) muchos de los intelectuales que profesaban ser marxistas
y se sostenían de las andaderas del marxismo, al entrar estos planteamientos en
una aparente crisis abandonaron su teoría y se sumieron en una incertidumbre y
nihilismo.
El desmigajamiento de la historia en las dos últimas
décadas del siglo XX en nuevos modelos historiográficos (microhistoria,
historia intelectual, la historia sociocultural y sus apéndices) implicó en el
análisis, la pérdida de vista del objeto central de estudio de la historia que
es el hombre en sociedad; así como la constitución de campos separados,
descuajados de la totalidad configurando una nueva perspectiva historiográfica
que aspira a convertirse en nuevo paradigma (10).
De esta forma el posmodernismo ha permitido
en esta década el desmigajamiento de la historia y la degeneración del sentido
de globalidad que propugnó la Escuela de Annales, desde sus inicios hasta el
periodo de Braudel. Y ha empujando a la historia hacia la lingüística, a la
antropología cultural o a la sicología, en un claro intento de sometimiento y
vasallaje de la historia a estas disciplinas sociales que tienen objetos
de estudio distintos al de la historia, que se ocupa del estudio de la
totalidad del cuadro social; sirviendo sólo su utillaje para actuar sobre
segmentos del cuadro social, quizá aquí radique la causa por la que la
investigación histórica se ha convertido en la llamada historia en migajas.
Finalmente, la sexualidad, el matrimonio, la
familia, la infancia, la situación del niño en la familia, la historia de
género no son aspectos que no hayan sido tomados en cuenta anteriormente, sino
que la característica ahora tiende a desgajarse, a cerrarse sobre sí mismos,
aislándose del estudio de la totalidad de la sociedad e intentar convertirlos
en territorio acotado de una práctica que se pretende autónoma.
IMPLICANCIAS
IDEOLÓGICO – POLÍTICAS DE LA MODA POSMODERNA
Al estudiar la evolución de la teoría de la
historia se constata que “... desde sus inicios en esta evolución han
tenido importancia determinante las ideas políticas -los proyectos de sociedad-
que subyacen en los diversos planteamientos teóricos” (Fontana, 1982). Es
decir, desde sus orígenes la historia ha tenido siempre en los diversos
planteamientos; visiones y proyectos de sociedad, cada uno de los cuales
se tradujeron en los análisis históricos. Dichos proyectos reflejan la
ideología que el científico social asume, producto de sus aspiraciones y de las
influencias de la clase social a la cual representa (Lostaunau, 2000: 19).
Además estos proyectos responden a una realidad objetiva y
sirven para legitimar el orden existente o en su defecto para
cuestionarlo.
Posterior a la caída del llamado social
imperialismo ruso se produjo una expansión de los regímenes capitalistas y la
proliferación de discursos ideológicos (11) que postulaban: el fracaso
del marxismo y la derrota del socialismo. Fracaso tanto en el plano
político como en sus aportes teóricos básicos (marco teórico de análisis de la
realidad); es decir todo un conjunto de planteamientos que buscaban terminar
con “el fantasma” que alguna vez recorrió Europa.
Conjunto de planteamientos en el plano político
que pretendieron liquidar cualquier intento de revitalización del
marxismo, emerge así el discurso neoliberal, con su apología
al individuo, en contraposición a lo colectivo; planteamiento ideológico cuyo
propósito es legitimar la hegemonía del modelo capitalista y su paradigma de
sociedad. De esta forma la hegemonía de occidente y el triunfo del capitalismo
individualista, trajo la puesta en marcha de un planteamiento hegemónico
(pensamiento único) que a través de los términos: globalización y
neoliberalismo, ocultan la careta del Imperialismo en su nueva fase.
Así el discurso posmoderno, es utilizado por
el sistema hegemónico (capitalismo) que : “... busca ideólogos como Ranke
el cual (...) fue un funcionario ideológico del estado prusiano, útil y
servicial, plenamente conciente del papel que le tocaba (...) lo que sucede es
que los perros guardianes del sistema acaban creyendo que la casa que defienden
es suya, y no del dueño que les echa cada día la comida” (Fontana, 1982).
La historia no podía escapar a su influencia, de pronto fue calando en las
lecturas sobre el pasado.
El planteamiento posmoderno busca relativizar
la objetividad en la historia, pretendiendo vender la imagen de que la historia
no es ciencia y que linda mas bien con la literatura, en un intento de
desvirtuar el carácter científico de las ciencias sociales. Así el
planteamiento posmoderno de la historia que nos parafrasea: el fin
de la historia, el fin de la lucha de clases, el fin del método científico, la
imposibilidad del conocimiento de la realidad; se ha constituido en
un nuevo planteamiento y visión del devenir histórico, fabricado y
asumido consciente o inconscientemente; que sólo busca el establecimiento y la
hegemonía del capitalismo, asumiendo, una visión conservadora del proceso
histórico, que contradice la marcha dinámica de la sociedad, pregonando a
los cuatro vientos un fin de la historia que no es mas que la legitimización de
un sistema económico, social, político; y que actualmente se considera pensamiento
único.
Es en este sentido que el planteamiento
posmoderno de la historia constituye una nueva visión de la historia de
carácter conservador , pues intenta mostrar que el proceso histórico a
alcanzado la plenitud y por lo tanto ha dejado de ser dinámico para convertirse
en un sistema estático - perfectible. Característica compartida con el
planteamiento hegemónico que pretende legitimar un sistema socio económico que
aspira ser eterno, oponiéndose así a la idea del Ser cambiante de la
historia.
A fines de la década de los 80’ alcanzó su
clímax el neoliberalismo y el posmodernismo los cuales postulaban: la
fragmentación, la crisis de la idea del progreso, el culto a la individualidad.
Por entonces, neoconservador norteamericano
Francis Fukuyama (12) publicó un artículo, intitulado el “Fin de la Historia”,
el mismo que alcanzó un increíble difusión. Para este intérprete mediato de
Hegel, la historia había llegado al final del trayecto, por tanto todos, los
países del mundo debían unificarse alrededor del sistema político democrático y
de la economía de mercado: “El siglo XX vio al mundo desarrollado caer en
el paroxismo de violencia ideológica, en tanto el liberalismo contendió primero
con los restos del absolutismo, luego del bolchevismo y el fascismo y
finalmente con un marxismo renovado que amenazaba con llevar al Apocalipsis de
la guerra nuclear. Pero el siglo que empezó lleno de autoconfianza en el
triunfo final de la democracia liberal occidental parece estar cerca de cerrar
el círculo volviendo al lugar donde comenzó (...) a una desembosada victoria de
liberalismo económico y político”.
Es decir Fukuyama vislumbraba el desarrollo
histórico como una suerte de “historia circular” emulando en éste aspecto al
idealista Vico, quien postulaba que la historia gira en circular que se repite,
que vuelve a lo mismo, es decir un circulo cerrado. Planteamiento idealista que
sólo busca mantener el régimen capitalista y negar la existencia del progreso
social.
Como ya hemos planteado antes, el
posmodernismo alcanzó a la metodología de la historia, postulando: un
desmigajamiento de la disciplina, “el todo vale”, el desinterés del historiador
con respecto a su realidad objetiva -es decir al mundo que lo rodea- y sus
problemas, cierto nihilismo existencial (doctrina que niega los valores de la
realidad o la posibilidad de conocerla) y su posición anarquista a todo
paradigma.
De esta forma el posmodernismo reniega de la
conquista de un futuro mejor, desde el conocimiento del pasado y la crítica del
presente al aseverar que ha fracasado la modernidad y por ende la idea de
progreso. El resultado final para los historiadores posmodernos es una historia
alejada de lo real, conducida irremediablemente a la creación literaria, al
análisis semiótico, a la exploración micro antropológico, y todo ello, en el
marco de un relativismo cultural, que rechaza las explicaciones más o menos
basado en la teoría.
Buscando, a través del discurso acrítico
alejarse de un análisis sesudo de una realidad objetiva que dista mucho de la
propugnada por los defensores del posmodernismo, que nos intentan convencer del
fin de la lucha de clases como agente propulsor del devenir histórico.
Carlos Barros sostiene que el rasgo principal
del historiador posmoderno es el de instalarse cómodamente en la fragmentación
y en la crisis de la disciplina, sin voluntad ni interés por superar ambas
anomalías que lógicamente no son contempladas como tales.
En este sentido, el planteamiento de Fukuyama
y de los posmodernos coinciden en una cosa: nos dejan sin futuro. Dado que
Fukuyama nos dice que la historia a llegado a su fin y los posmodernos niegan
la modernidad y la idea de progreso, es decir ambos nos postulan un presente
continuo, que en el fondo ocultan el ataque contra el paradigma clásico pasado
- presente - futuro, porque sin no tenemos nada que decir sobre el futuro es
porque tampoco tenemos que decir del pasado.
A pesar de la crítica posmoderna sobre la
utilización política partidista y la ideologización profunda de la escuela
marxista, lo cierto es que los propios pensadores posmodernos, también, ejercen
su crítica antimarxista desde estructuras ideológicas antagónicas. Constituyen
el reflejo de los cambios impulsados por los neoliberales en la sociedad
occidental de fines del siglo XX y, como tales propugnan un planteamiento
conservador, donde la historia se difumina y se asimila a la categoría de
relato o cuento.
Es decir, los ataques contra el estatus
científico de la historia así como la proclamación del triunfo del liberalismo
que hace innecesaria por inútil y antigua la concepción racionalista, obedecen
a posiciones ideológicas de carácter conservador, respecto a las que sostienen
que la historia es “...arma de combate para cambiar el mundo”.
III. IMPORTANCIA
DE LA HISTORIA COMO CIENCIA
La historia, como lo definió el historiador
español Pierre Vilar, no sólo se constituye en el estudio del pasado (lo
sucedido), sino representa el análisis, es decir el conocimiento de los
hechos realizados por los hombres; no, en realizaciones individuales sino
colectivas, factor de suma importancia que asigna a la historia la
categoría de ciencia social.
Asi como también en lograr ver las
causas ocultas de los procesos y no tan sólo las aparentes. Al respecto Pierre
Vilar mencionó: “El historiador es un físico no un experto. Busca la causa
de la explosión en la fuerza expansiva de los gases, no en la cerilla del
fumador”(1980:23)
Bajo esta perspectiva concebimos la historia
como el proceso y el grado de evolución de las relaciones sociales de
producción de los hombres que han devenido en el tiempo, relaciones
sociales que generan la dinámica y que tienen en la contradicción entre
las clases sociales, el motor del proceso histórico.
Al respecto Carlos Lazo nos mencionó: “
Yo defino la historia como la ciencia social que estudia el proceso de
relaciones sociales que han devenido en el tiempo. Cuando hablo de las
relaciones sociales, me refiero a las relaciones de convivencia, a la vida
misma. Los hombres al convivir en sociedad articulan sus vidas, acciones y
pensamientos. Esta articulación en cada tiempo histórico determina una
idiosincrasia de ser y vida histórico – social, que sella históricamente a los
hombres y mujeres.
La historia como proceso de desarrollo social
evidencia un carácter dinámico, prueba esta afirmación, el análisis de
las diversas formaciones económico sociales desarrolladas a lo largo del
devenir histórico.
Bajo estos lineamientos generales podríamos
mencionar que la historia entendida como ciencia es importante por que:
- Mediante
el análisis de los procesos sociales se demuestra el carácter dinámico de la
sociedad y la transitoriedad de los modelos económico sociales.
No existe modelo económico social
eterno e inmutable como hoy pretenden hacernos creer los defensores del
sistema capitalista, cuando con sus postulados de haber llegado al fin de la
historia, pretenden hacernos creer que el ser humano a llegado al
desarrollo final de la sociedad. Planteamiento que pretende legitimar el orden
existente al negar el progreso y la dinámica social.
- Permite
demostrar el importante papel que cumplieron y cumplen los amplios
sectores sociales, quienes son los verdaderos gestores de las grandes
transformaciones económicas, culturales, sociales, ideológicas etc, que han sucedido
en el mundo. Posición contraria a quienes visualizan la historia como el
estudio de los grandes hechos realizados por las individualidades, grandes
figuras, individuos, y que no representan a los verdaderos gestores de la
historia.
- Permite
acercanos de manera objetiva a la realidad concreta a los
problemas que depara el momento histórico en el que nos desarrollamos.
De esta manera el análisis histórico permite
formar en nosotros una conciencia social que nos explique las
relaciones de explotación y las luchas de liberación emprendidas por los
pueblos en el devenir de la historia. La historia como ciencia vincula al
hombre con su momento histórico responde a los problemas de su momento
histórico social y no esta desvinculado de la realidad concreta como hoy
pretenden hacernos creer.
- Forma
en nosotros una conciencia social en los niveles del “en sí” y el “para
si”.
Es decir no sólo permite reconocernos
dentro de un sector social sino también brinda los elementos para
poder ser portadores de una conciencia libre de prejuicios, y
observar la humanidad dentro de un sentido más universal,
humano y solidario, aportando para la construcción de un mundo en
beneficio de los más y no en función de unos cuantos.
El historiador como agente cognoscente es
decir sujeto que pretende captar la realidad comprenderla analizarla y
describirla, pero desde una óptica contemplativa sino de transformación
concreta de la realidad es decir conocer para trasformar cumple un papel
importante en la sociedad.
En primer termino el historiador como sujeto
cognoscente y miembro de una clase social responde a los intereses de las
respectivas clases sociales de donde proviene o con las que se identifica así
en una sociedad escindida en clases sociales; unos se identificaran con los
sectores sociales dominantes y se convertirán en los defensores del régimen que
defiende el estatuo quo de la sociedad harán suyos sus principios y defenderán
la sociedad vigente como la sociedad ideal y a lo sumo estarán dispuestos a
algunas reformas que no cuestione su posición dentro de la estructura social.
El segundo grupo, estará conformado por los
historiadores que conscientes de su procedencia social y del papel que les toca
jugar en su momento histórico harán suyas las demandas y requerimientos de los
grupos sociales dominados y verán en ellos a los gestores del proceso y
desarrollo histórico verán a estos grupos sociales como las clases que hacen la
historia que están generando la dinámica social con sus lucha constantes y
cotidianas y conjuntamente con ellas intentaran contribuir con sus
análisis a desentrañar las causas de sus derrotas y victorias en sus luchas
buscando crear una conciencia histórica que los libere de la historia
tradicional que busca marginarlos de la historia y desidentificarlos no
haciéndolos participes de los grandes cambios de la sociedad.
LA
OBJETIVIDAD EN LA HISTORIA
La historia como menciona Josep Fontana
(1982)(13) desde sus comienzos siempre a tenido una función social, legitimar
el orden establecido, pero a lo largo de su devenir y producto de la dinámica
social y las leyes que la rigen, la historia ha ido adquiriendo una obligación
social, no se constituye más, en un mero academicismo de sólo un grupo de
especialistas, que discuten y son los dueños de la verdad, la historia ciencia
debe estar al servicio de la sociedad y sus mayorías, y servir para analizar,
descubrir y señalar las causas de la explotación de los mas en manos de los
menos.
La historia ciencia, integrante de las
llamadas ciencias sociales, se desarrolla al interior de un orden económico
social, al respecto Lenin mencionó: “....en una sociedad erigida
sobre la lucha de las clases no puede haber una ciencia social “imparcial”. De
un modo o de otro toda ciencia oficial defiende la esclavitud asalariada...”. Planteamiento
que refleja una realidad concreta, las ciencias sociales erigidas en una
sociedad dividida en clases responden a ese orden o estructura social. O
sirven para mantener el orden existente en una clara opción estatista o
reformista o se sirve al cambio como diría Efraín Morote (1983:6) “... se
trabaja para zurcir o recoser ese orden, sin comprometer su esencia, o se
trabaja para poner el mundo al revés”.
El historiador que asuma como ciencia la
historia, tiene la obligación de analizar a los hombres en concretos en sus
relaciones sociales con otros hombres(14), no a los individuos ni al hombre
aislado de su base económico social, el análisis de la historia ciencia, logra
comprender el desarrollo de los fenómenos sociales, estudiándolos en su
dinámica interna y sus relaciones con la realidad que la rodea, dado que
cualquier fenómeno social no se desarrolla aislado de una realidad concreta,
una formación económico social, una forma de producir etc.
De esta manera resulta absurdo analizar
por ejemplo la vida cotidiana, las llamadas mentalidades, si es que antes no se
ha logrado entender la dinámica económico social donde los hombres se
desarrollan, es decir la base concreta, el llamado ser social(15)[1], aquel
concepto sustancial para entender las manifestaciones restantes del hombre, su
política, su religiosidad, etc.
Un análisis que prescinda de la base
económico social en la que se desarrollan los hombres, o contiene un análisis
fragmentado o en su defecto esta buscando la mera descripción de aspectos
aislados de la totalidad y pretendería desvincular al hombre de la realidad.
Es deber del historiador analizar los
fenómenos sociales por tanto en su dialéctica interna y externa. Analizarlos en
sus relaciones con otros procesos y fenómenos y considerarlos como parte del
devenir histórico en interconexión con otros fenómenos sociales.
La pretendida objetividad difundida y
defendida por “un grupo de intelectuales” que intentan desconocer el carácter
de ciencia a la historia, pretendiendo vendernos la idea de que la historia es
una forma de literatura donde el historiador nunca llega a conocer la realidad
y recrea a su libre imaginación el pasado.
Su pretendida historia objetiva carente de
ideología y que ahora, aborda nuevos temas como el género, mentalidades, y
análisis de discursos reduciéndolo como menciona Fontana al plano formal;
obedecen a pretensiones de reducir el análisis histórico “a la mera
descripción, al mero relato....separan las premisas formuladas por el hombre de
su propio pensamiento, el leguaje del pensamiento. Manipulando el análisis
aristotélico, elevan el lenguaje a la dimensión ontológica, independientemente
del pensamiento del hombre que los formuló, pues es evidente que una premisa
es planteada por un hombre histórico y socialmente determinado”
Alejan de la realidad el análisis, y esto
obedece a una apuesta por alejar al hombre de su base concreta alejarlo de sus
problemas reales para reducirlo al análisis semántico y lingüístico. Y la
intención es exprofesa, pretenden vendernos una historia sin conflicto
como si la lucha de clases fuera un hecho inexistente en la historia,
postulando que esta nueva forma de hacer historia es objetiva, dado que la otra
es ideologizada, sin embargo, su visión de historia al desconocer el conflicto
desconoce una ley de la historia -la ley de la contradicción-, expresada en la
denominada lucha de clases, concepto que refleja la
contradicción que se produce entre dos clases antagónicas cuando luchan
por sus intereses de clase, y que se expresa en la lucha económica,
cuando un obrero se enfrenta a la patronal por mejores condiciones de vida, la
lucha ideológica al nivel de los planteamientos que legitiman el orden
existente o lo cuestionan, y la lucha política al nivel de la estructura
política cuando una clase lucha por obtener el poder político.
Pretender obviar o desconocer un
aspecto tan sustancial del proceso histórico insertado en el devenir y que
genera la dinámica social como pretenden los “novísimos” planteamientos que obedecen
a posturas que buscan legitimar el orden existente y quitarle a la historia su
carácter de ciencia y reducirla a una disciplina que no contribuya a la
transformación social.
IV. REFLEXIONES
FINALES
La historia concebida como ciencia juega un
papel capital en estos momentos en el devenir del proceso histórico, pues sus
análisis y sus planteamientos deben servir a la sociedad a las grandes mayorías
que son las gestoras de la historia. Allí radica la función subversiva de la
historia, tan temidas por los defensores de un sistema que se pretende
hegemónico y único, y desconoce el carácter dinámico de la historia.
La tan difundida “imparcialidad y
neutralidad” en los análisis de los novísimos planteamientos en la teoría
(planteamientos posmodernos) y filosofía de la historia sólo expresan una
visión idealista encubierta que pretende negar el carácter dinámico de la
historia y busca alejar a la historia ciencia de los problemas reales y
concretos, cumpliendo una clara función conciente o inconcientemente, legitimar
el orden existente, un sistema económico que evidencia ser excluyente para las
grandes mayorías. Por tanto planteamientos de moda como la tan llamada
posmodernidad han cumplido durante estas décadas ese papel de sostenedoras del
sistema hegemónico capitalista.
NOTAS
(1) Durante
los años 90 en el plano de la historia proliferaron planteamientos idealistas,
conservadores que volvieron a la descripción al relato y renunciaron al
análisis y la búsqueda de las causas estructurales, en un claro intento por
relativizar la historia y alejarla del estatus de ciencia social.
(2) Canales
Miguel (2005) menciona que esta forma de historia estaría: “
..renunciando por completo a ese “aguijoncito” que impulsa al hombre a buscar
los fundamentos últimos de todo quehacer histórico, una renuncia, por asi
decirlo, a la historia como tal, una sustitución de la historia por el relato,
una renuncia a la metafísica de la historia” (p. 8).
(3) Surge
así en el discurso y la practica histórica el nacimiento y la extensión del llamado
pensamiento posmoderno termino que aparece en el campo de la crítica literaria
y artística en los años 70 en los Estados Unidos y se aplica posteriormente en
el campo de la filosofía en el titulo de la obra de Jean
-Francois Lyotard.
(4) Entendemos
este concepto como el cambio brusco en el curso de los acontecimiento tanto en
sentido favorable como adversa.
(5) Conviene
señalar que la “crisis de la historia” como disciplina científica
forma parte del intento de cuestionamiento por parte de una moda que se
pretende constituir en novedoso planteamiento que en el fondo busca desligar a
la historia de la ciencia y de su función social (analizar y problematizar,
situaciones concretas en beneficio de la humanidad).
(6) En
un intento de reducción “..al mero análisis lingüístico, o su equivalente en la
historia, a la mera descripción, al mero relato...es decir, separan las
premisas formuladas por el hombre de su propio pensamiento, el lenguaje del
pensamiento. Manipulando el análisis aristotélico, elevan el lenguaje a la
dimensión ontológica, independiente del pensamiento del hombre que los formulo,
pues es evidente que una premisa es planteada por un hombre histórico y
socialmente determinado ( Canales 2005- Diciembre).
(7) En
su texto Arqueología del Saber (1997) “ el tema y la posibilidad de
una historia global comienzan a borrase, y se ve esbozarse los lineamientos,
muy distintos, de lo que se podría llamar una historia general”.
(8) Al
respecto era común verlos“... vagando como almas en pena, buscando un
nuevo arrimo sin encontrar otro catecismo equivalente, que les devuelva la
vieja confianza y la perdida alegría” (Fontana, 1992).
(9) Nos
referimos a los que asumen el marxismo desde una perspectiva mecánica o en un
claro reduccionismo economicista.
(10) Fontana
(Ibid) menciona que el recuperar para la ciencia histórica el campo de las
ideas, sentimientos y cultura no deben conducir a sostener que lo que conviene
hacer ahora es “... hacer de las representaciones mentales el motor
fundamental de la historia”. Es decir, caer en el error del enfoque
mecanicista, ya superado.
(11) Canales
( 2005 – Octubre – Noviembre) menciona que son expresión de la ideología
dominante cada uno de los mitos creados en nuestra sociedad, como el de “somos
un país en visas de desarrollo”, para cubrir el sistema de explotación; la idea
del amor fraternal cristiano, que legitiman el orden establecido.
(12) Francis
Fukuyama “ difundía desesperadamente “el fin de la historia”, señalando que
sobre el sistema democrático tal como ahora lo conocemos, no puede haber cambio
posible, que la humanidad había llegado a algo asi como lo absoluto y que, en
consecuencia, todo intento de cambio estaba fuera de lugar” ( Canales 2005:
Diciembre).
(13) Josep
Fontana, Historia. Análisis del pasado Proyecto Social. Menciona que a lo largo
del proceso histórico la historia a pretendido presentarse con la apariencia de
una narración objetiva de acontecimientos concretos, pero que sirvieron para
legitimar el orden existente.
(14) En
este sentido reafirmamos la vigencia del denominado Principio de
Identificación, postulado por Efraín Morote Best (1984:8), cuando refiere “
Cada científico social se identifica con las aspiraciones de alguna de
las clases en las que la sociedad se halla dividida y por consiguiente, tiene
que identificarse con las aspiraciones de estatismo, de reforma o de cambio,
que animan a esas clases”.
(15) El
ser Social en el plano de la filosofía de la historia hace
referencia al elemento que genera la existencia de nuestra sociedad y su
desarrollo, el llamado principio de las cosas de todo lo existente.
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