Alberto Rivera
“A la corriente posmoderna hay que combatirla por ser un asunto de dependencia o libertad”.
(Carlos Lazo García)
“A la corriente posmoderna hay que combatirla por ser un asunto de dependencia o libertad”.
(Carlos Lazo García)
Quisiera en primer término felicitar al grupo
“Jorge Basadre” y al Círculo “Comunidad Histórica” por la realización de este
evento que permite poder discutir sobre un tema de suma importancia para el
quehacer historiográfico en la actualidad, “El papel del historiador en tiempos
de la globalización”, tema de la presente mesa y sobre el cual los compañeros
que me han precedido han reflexionado incidiendo en la necesidad de hacer
frente desde la ciencia de la historia a la moda posmoderna y sus influencias
en aquella. Asimismo resaltar un hecho que nos une a los integrantes de esta
mesa y es el de haber sido todos alumnos del profesor Carlos Lazo García1, el
cual en las últimas décadas del siglo XX ha venido luchando desde la opción de
la Historia entendida como ciencia, frente a las posturas relativistas y
nihilistas de la moda posmoderna la cual concibe una historia no ciencia, una
historia relato.
A inicios del siglo XX asistimos al debate en
el terreno ideológico de dos tendencias claramente diferenciadas la primera
postula “la aceptación inevitable del neoliberalismo y la denominada aldea
global” como la única salida de los países pobres hacia el desarrollo, opción
que esconde una forma disfrazada del viejo imperialismo.
La segunda en contraste a la primera busca
demostrar que las condiciones de explotación no han disminuido, se han
acrecentado y que la hegemonía capitalista esta trayendo en el mundo una
secuela de miseria y explotación más acentuada en las ultimas décadas.
El presente ensayo busca reflexionar en torno
al papel de un tipo de historiador, aquel comprometido con su realidad, con los
problemas concretos que le depara el momento y que busca a través de sus
estudios la formación de una conciencia social critica, cuestionadora,
problematizadora, una conciencia social que se dé – como ayer lo mencionaba el
Decano de Humanidades cuando inauguraba el evento - en los niveles del “en si”
y el “para sí”, con los cuales se lograra llegar a la conformación de una
conciencia histórica que contribuya a la formación de una conciencia de clase
que tenga como objetivo fundamental liberar al hombre.
La
Moda Posmoderna en la Historia
Analizar la moda posmoderna y su influencia
en el quehacer historiográfico parte de reflexionar en torno al contexto de
surgimiento e incidir sobre el carácter eventual de esta tendencia y forma de
entender la historia.
La moda posmoderna surge tras el aparente
triunfo del capitalismo y la denominada Hegemonía Imperial de EEUU, instaurado
tras la caída del socialismo existente o como se ha denominado la “crisis de
los socialismos Históricos”. Ante este contexto emerge un discurso del
capitalismo en el ámbito mundial que postula como “imposible cualquier
alternativa al sistema”. Asumiendo una visión neoliberal y conservadora del
proceso de desarrollo histórico del mundo, negando el carácter dinámico de la
sociedad y asumiendo una visión del mundo estático – perfectible, dado que solo
busca perfeccionar el modelo económico social existente y no busca cuestionarlo
ni mucho menos reemplazarlo.
En el plano de la Historia emerge un discurso
que la historiografía latinoamericana a denominado “La Historia Revisionista” y
que postula dentro de sus planteamientos más importantes:
- La ampliación a casi el infinito del
conocimiento histórico, plasmado en la profusión de temas cada vez más
particulares y súper especializados.
- El intento de desconocer la dinámica social
y la lucha de clases como el motor que dinamiza la historia, asumiendo una
posición conservadora de la sociedad y negando su carácter dinámico.
- La emergencia de todo un conjunto de
reconsideraciones sobre factores lingüísticos al nivel de signos y símbolos,
Josep Fontana, acuñó el término de “giro lingüístico “a este suceso en donde es
más importante el análisis del plano simbólico o de las representaciones
mentales.
- El retorno a la narrativa tradicional, a
entender la historia como una descripción de acontecimiento colocando este
criterio por encima del de análisis causal del acontecimiento, intentando
acercar la historia al relato que surge de la pluma del literato, para bajo ese
criterio posteriormente cuestionar su carácter científico.
- La despolitización absoluta del
historiador, argumento que sirvió de base para cuestionar ciertos conceptos
como: clase social, imperialismo, capitalismo, lucha de clases. Los cuales
fueron cuestionados por estar cargados de ideología, pretendiendo cambiarlos
por otros “limpios de carga ideológica”, Fontana al respecto menciona que la
diferencia de estos nuevos conceptos con los anteriores radica en que esos
últimos llevan insertos una carga ideológica de signo contrario a los primeros
y a diferencia de estos últimos los primeros fueron tomados de los hombres en
sus luchas reales y concretas, es decir fueron tomados de a realidad o reflejan
esta realidad. No debemos olvidar que los conceptos como categorías de análisis
de la ciencia histórica reflejan la realidad de acercan a ella y no fuerzan la
realidad para adecuarla al concepto (esta segunda observación es característica
de la moda posmoderna).
- Abandono de cualquier pretensión de
explicación teórica enmarcada hacia “la historia total” y es que la historia
posmoderna concibe la totalidad como imposible de ser abarcada ya que entiende
por totalidad la suma de partes y como nunca se terminan de descubrir nuevos
enfoques o perspectivas por tanto la comprensión total para ellos es un
fenómeno es incognoscible, sin embargo habría que mencionar como mencionaba
Pierre Vilar que no se trata de decir “todo del todo sino aquello que depende
del todo” es decir buscar las conexiones internas de los hechos que hacen
comprensibles la totalidad.
II
EL HISTORIADOR DE SER HISTÓRICO
El denominado historiador de ser histórico se
caracteriza por estar comprometido con su sociedad, por tender a dar una visión
desde los dominados asumiendo el hecho de que el papel de ellos es decisivo en
la transformación de la sociedad, por ello postula la existencia de una
relación dialéctica entre teoría y praxis. Para ello busca que sus obras
contribuyan a formar una conciencia social que se dé en los niveles del en sí y
el para sí.
La conciencia social en el ámbito del “en si”
se manifiesta cuando:
Reconocemos nuestra individualidad sujeta a
una ordenación social y además condicionada por este orden, ordenación social
que tiene en las clases sociales su ejemplo claro y en el cual los hombres como
integrantes de clases sociales nos encontramos influenciados de estas.
Reconocemos que la historia es un proceso de
desarrollo social y que su conocimiento como todo lo que es histórico debe
resultar de una obra científica o colectiva y servir al desarrollo de la
sociedad. La historia como proceso de desarrollo social evidencia su carácter
dinámico, hoy cuestionado por corrientes posmodernas que niegan el carácter
dinámico de la historia. Entender que las individualidades no hacen la historia
sino la hacen los hombres en colectivo en sus luchas constantes en su quehacer
cotidiano, asimismo como ciencia que es la historia sus estudios deben servir
para el desarrollo de la sociedad, allí radica un elemento más para tomar en
cuenta del por que es ciencia la historia.
Y finalmente la conciencia social se manifiesta
en el plano del “para sí” cuando:
Reconocemos que la historia en una ciencia y
no un arte, un conocimiento objetivo y no subjetivo, estos dos criterios
puestos a cuestionamientos por las posturas nihilistas de los posmoderno los
cuales niegan a la historia su carácter de ciencia argumentando que la carencia
de leyes como lo tienen otras ciencias es un claro indicador de sus argumentos,
asimismo el historiador como agente cognoscente por estar influido de sus
prejuicios, clase social e itereses hacen que sus estudios carezcan de
objetividad siendo subjetivos y ello quitaría a la historia su carácter
objetivo demostrando la subjetividad inserta en cada uno de los estudios del
historiador.
También se manifiesta el desarrollo de una
conciencia social en el plano del “para si” cuando se busca la verdad en la
objetividad de las relaciones sociales que articulan el accionar de los
individuos y grupos sociales en la sociedad, no en los hechos aislados sino en
las relaciones que articulan esos hechos. Cuando concebimos la dimensión del
hecho histórico como una totalidad histórico social, la sumimos como una
totalidad con coordenadas sincrónicas y diacrónicas (estructurales y
coyunturales).
Finalmente este nivel de conciencia social
nos permite asumir una posición político ideológica que se manifestara en el
hecho que contribuyamos a la formación de una conciencia histórica científica
en el marco de una historia entendida como ciencia y donde la historia Total
sea la finalidad.
El historiador de ser histórico a su vez debe
dar a conocer el proceso y el grado de evolución de las relaciones que han
devenido, en el tiempo, revelando que esas relaciones sociales han constituido
la red de movilización social de dominantes y dominados, asimismo nos revelara
la existencia del debe ser social, el cual nos tiene unidos a la sociedad ya
dada y nos imposibilita de ser constructores de un orden social diferente y
superior.
El historiador de ser histórico estudia las
relaciones sociales de los pueblos, relaciones que presentan como eje
dinamizador las relaciones de conflicto al interior de los sectores sociales y
cuya finalidad es la reconstrucción del hecho histórico enmarcado en un eje
temporal y espacial, cuyo estudio de los elementos de la composición social con
ellos relacionados nos permiten llegar a la comprensión de la realidad social.
Por ello entiende la historia ciencia como lo
postuló Vilar (1980),una ciencia que comprende el pasado que lo somete a un
análisis de tipo científico buscando una comprensión global, encontrando las
causas ocultas no las aparentes “el historiador es un físico, no un experto.
Busca la causa de la explosión en la fuerza expansiva de los gases, no en la
cerilla del fumador”.
CONCLUSIONES.
El papel que juega el historiador en la
sociedad es de suma importancia, como agente que escribe y brinda conocimientos
posee la facultad de poder servir a la liberación de los hombres del “debe ser
social” despertando en ellos una conciencia social en los niveles del “en si” y
“para si”, los cuales le permitirán poder visualizar mejor el mundo que lo
rodea; no ver sólo la apariencia sino el trasfondo.
Asimismo su función dentro del plano de la
investigación histórica debe ir a rescatar del olvido intencional a los hombres
que hacen la historia contraponiendo una historia desde abajo a las tendencias
que enfocan la historia como el conjunto de acontecimientos relacionado a los
grandes hombres como gestores de la historia.
Finalmente queda a los estudiantes el introducirse
al estudio desde una perspectiva científica de la historia y no dejarse llevar
por los cantos de sirena de la posmodernidad que ofrece una historia “académica
no ideologizada”, dado que si entramos al campo de lo político e ideológico
ellos consciente o inconscientemente sostenedores del orden existentes y
defensores de la política económica hegemónica hoy en el mundo y con su visión
estática perfectible lo único que hacen es vender la idea que no existe más
fuera de este sistema, en ese sentido son ellos también defensores de una
ideología que actualmente pretende constituirse en pensamiento único.
BIBLIOGRAFÍA
Cardoso, C. F (1981) Introducción al
trabajo de la investigación histórica. Barcelona. Grupo Editorial Grijalbo.
Fontana, J. (1982) Historia. Análisis
del pasado y proyecto social. Barcelona Grupo Editorial Grijalbo.
(1992)
La historia después del fin de la historia. Barcelona. Editorial Crítica.
Rivera, L.A. (2002) Hegemonía Imperial:
Nihilismo Posmoderno. La nueva
Historia conservadora. Actas del II Curso de
Actualización en Historia y Cultura del Perú. Facultad de Humanidades
Universidad Nacional Federico Villarreal.
Vega , C. (1997) ¿...”Fin de la
historia” o desorden mundial?. Crítica la ideología del Progreso y
reivindicación del socialismo. Santa Fe de Bogotá. Colección Pedagógica
Política. Ediciones Antropos.
Vilar, P. (1980) Iniciación al
vocabulario del análisis Histórico. Barcelona. Editorial Crítica. Grupo
Editorial Grijalbo.
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