jueves, 14 de febrero de 2013

EL PAPEL DEL HISTORIADOR DE SER HISTÓRICO EN LA FORMACIÓN DE UNA CONCIENCIA SOCIAL CRÍTICA



Alberto Rivera


“A la corriente posmoderna hay que combatirla por ser un asunto de dependencia o libertad”.
(Carlos Lazo García)


Quisiera en primer término felicitar al grupo “Jorge Basadre” y al Círculo “Comunidad Histórica” por la realización de este evento que permite poder discutir sobre un tema de suma importancia para el quehacer historiográfico en la actualidad, “El papel del historiador en tiempos de la globalización”, tema de la presente mesa y sobre el cual los compañeros que me han precedido han reflexionado incidiendo en la necesidad de hacer frente desde la ciencia de la historia a la moda posmoderna y sus influencias en aquella. Asimismo resaltar un hecho que nos une a los integrantes de esta mesa y es el de haber sido todos alumnos del profesor Carlos Lazo García1, el cual en las últimas décadas del siglo XX ha venido luchando desde la opción de la Historia entendida como ciencia, frente a las posturas relativistas y nihilistas de la moda posmoderna la cual concibe una historia no ciencia, una historia relato.

A inicios del siglo XX asistimos al debate en el terreno ideológico de dos tendencias claramente diferenciadas la primera postula “la aceptación inevitable del neoliberalismo y la denominada aldea global” como la única salida de los países pobres hacia el desarrollo, opción que esconde una forma disfrazada del viejo imperialismo.

La segunda en contraste a la primera busca demostrar que las condiciones de explotación no han disminuido, se han acrecentado y que la hegemonía capitalista esta trayendo en el mundo una secuela de miseria y explotación más acentuada en las ultimas décadas.

El presente ensayo busca reflexionar en torno al papel de un tipo de historiador, aquel comprometido con su realidad, con los problemas concretos que le depara el momento y que busca a través de sus estudios la formación de una conciencia social critica, cuestionadora, problematizadora, una conciencia social que se dé – como ayer lo mencionaba el Decano de Humanidades cuando inauguraba el evento - en los niveles del “en si” y el “para sí”, con los cuales se lograra llegar a la conformación de una conciencia histórica que contribuya a la formación de una conciencia de clase que tenga como objetivo fundamental liberar al hombre.

La Moda Posmoderna en la Historia
Analizar la moda posmoderna y su influencia en el quehacer historiográfico parte de reflexionar en torno al contexto de surgimiento e incidir sobre el carácter eventual de esta tendencia y forma de entender la historia.

La moda posmoderna surge tras el aparente triunfo del capitalismo y la denominada Hegemonía Imperial de EEUU, instaurado tras la caída del socialismo existente o como se ha denominado la “crisis de los socialismos Históricos”. Ante este contexto emerge un discurso del capitalismo en el ámbito mundial que postula como “imposible cualquier alternativa al sistema”. Asumiendo una visión neoliberal y conservadora del proceso de desarrollo histórico del mundo, negando el carácter dinámico de la sociedad y asumiendo una visión del mundo estático – perfectible, dado que solo busca perfeccionar el modelo económico social existente y no busca cuestionarlo ni mucho menos reemplazarlo.

En el plano de la Historia emerge un discurso que la historiografía latinoamericana a denominado “La Historia Revisionista” y que postula dentro de sus planteamientos más importantes:

- La ampliación a casi el infinito del conocimiento histórico, plasmado en la profusión de temas cada vez más particulares y súper especializados.

- El intento de desconocer la dinámica social y la lucha de clases como el motor que dinamiza la historia, asumiendo una posición conservadora de la sociedad y negando su carácter dinámico.

- La emergencia de todo un conjunto de reconsideraciones sobre factores lingüísticos al nivel de signos y símbolos, Josep Fontana, acuñó el término de “giro lingüístico “a este suceso en donde es más importante el análisis del plano simbólico o de las representaciones mentales.

- El retorno a la narrativa tradicional, a entender la historia como una descripción de acontecimiento colocando este criterio por encima del de análisis causal del acontecimiento, intentando acercar la historia al relato que surge de la pluma del literato, para bajo ese criterio posteriormente cuestionar su carácter científico.

- La despolitización absoluta del historiador, argumento que sirvió de base para cuestionar ciertos conceptos como: clase social, imperialismo, capitalismo, lucha de clases. Los cuales fueron cuestionados por estar cargados de ideología, pretendiendo cambiarlos por otros “limpios de carga ideológica”, Fontana al respecto menciona que la diferencia de estos nuevos conceptos con los anteriores radica en que esos últimos llevan insertos una carga ideológica de signo contrario a los primeros y a diferencia de estos últimos los primeros fueron tomados de los hombres en sus luchas reales y concretas, es decir fueron tomados de a realidad o reflejan esta realidad. No debemos olvidar que los conceptos como categorías de análisis de la ciencia histórica reflejan la realidad de acercan a ella y no fuerzan la realidad para adecuarla al concepto (esta segunda observación es característica de la moda posmoderna).

- Abandono de cualquier pretensión de explicación teórica enmarcada hacia “la historia total” y es que la historia posmoderna concibe la totalidad como imposible de ser abarcada ya que entiende por totalidad la suma de partes y como nunca se terminan de descubrir nuevos enfoques o perspectivas por tanto la comprensión total para ellos es un fenómeno es incognoscible, sin embargo habría que mencionar como mencionaba Pierre Vilar que no se trata de decir “todo del todo sino aquello que depende del todo” es decir buscar las conexiones internas de los hechos que hacen comprensibles la totalidad.

II EL HISTORIADOR DE SER HISTÓRICO

El denominado historiador de ser histórico se caracteriza por estar comprometido con su sociedad, por tender a dar una visión desde los dominados asumiendo el hecho de que el papel de ellos es decisivo en la transformación de la sociedad, por ello postula la existencia de una relación dialéctica entre teoría y praxis. Para ello busca que sus obras contribuyan a formar una conciencia social que se dé en los niveles del en sí y el para sí.

La conciencia social en el ámbito del “en si” se manifiesta cuando:

Reconocemos nuestra individualidad sujeta a una ordenación social y además condicionada por este orden, ordenación social que tiene en las clases sociales su ejemplo claro y en el cual los hombres como integrantes de clases sociales nos encontramos influenciados de estas.

Reconocemos que la historia es un proceso de desarrollo social y que su conocimiento como todo lo que es histórico debe resultar de una obra científica o colectiva y servir al desarrollo de la sociedad. La historia como proceso de desarrollo social evidencia su carácter dinámico, hoy cuestionado por corrientes posmodernas que niegan el carácter dinámico de la historia. Entender que las individualidades no hacen la historia sino la hacen los hombres en colectivo en sus luchas constantes en su quehacer cotidiano, asimismo como ciencia que es la historia sus estudios deben servir para el desarrollo de la sociedad, allí radica un elemento más para tomar en cuenta del por que es ciencia la historia.

Y finalmente la conciencia social se manifiesta en el plano del “para sí” cuando:

Reconocemos que la historia en una ciencia y no un arte, un conocimiento objetivo y no subjetivo, estos dos criterios puestos a cuestionamientos por las posturas nihilistas de los posmoderno los cuales niegan a la historia su carácter de ciencia argumentando que la carencia de leyes como lo tienen otras ciencias es un claro indicador de sus argumentos, asimismo el historiador como agente cognoscente por estar influido de sus prejuicios, clase social e itereses hacen que sus estudios carezcan de objetividad siendo subjetivos y ello quitaría a la historia su carácter objetivo demostrando la subjetividad inserta en cada uno de los estudios del historiador.

También se manifiesta el desarrollo de una conciencia social en el plano del “para si” cuando se busca la verdad en la objetividad de las relaciones sociales que articulan el accionar de los individuos y grupos sociales en la sociedad, no en los hechos aislados sino en las relaciones que articulan esos hechos. Cuando concebimos la dimensión del hecho histórico como una totalidad histórico social, la sumimos como una totalidad con coordenadas sincrónicas y diacrónicas (estructurales y coyunturales).

Finalmente este nivel de conciencia social nos permite asumir una posición político ideológica que se manifestara en el hecho que contribuyamos a la formación de una conciencia histórica científica en el marco de una historia entendida como ciencia y donde la historia Total sea la finalidad.

El historiador de ser histórico a su vez debe dar a conocer el proceso y el grado de evolución de las relaciones que han devenido, en el tiempo, revelando que esas relaciones sociales han constituido la red de movilización social de dominantes y dominados, asimismo nos revelara la existencia del debe ser social, el cual nos tiene unidos a la sociedad ya dada y nos imposibilita de ser constructores de un orden social diferente y superior.

El historiador de ser histórico estudia las relaciones sociales de los pueblos, relaciones que presentan como eje dinamizador las relaciones de conflicto al interior de los sectores sociales y cuya finalidad es la reconstrucción del hecho histórico enmarcado en un eje temporal y espacial, cuyo estudio de los elementos de la composición social con ellos relacionados nos permiten llegar a la comprensión de la realidad social.

Por ello entiende la historia ciencia como lo postuló Vilar (1980),una ciencia que comprende el pasado que lo somete a un análisis de tipo científico buscando una comprensión global, encontrando las causas ocultas no las aparentes “el historiador es un físico, no un experto. Busca la causa de la explosión en la fuerza expansiva de los gases, no en la cerilla del fumador”.

CONCLUSIONES.

El papel que juega el historiador en la sociedad es de suma importancia, como agente que escribe y brinda conocimientos posee la facultad de poder servir a la liberación de los hombres del “debe ser social” despertando en ellos una conciencia social en los niveles del “en si” y “para si”, los cuales le permitirán poder visualizar mejor el mundo que lo rodea; no ver sólo la apariencia sino el trasfondo.

Asimismo su función dentro del plano de la investigación histórica debe ir a rescatar del olvido intencional a los hombres que hacen la historia contraponiendo una historia desde abajo a las tendencias que enfocan la historia como el conjunto de acontecimientos relacionado a los grandes hombres como gestores de la historia.

Finalmente queda a los estudiantes el introducirse al estudio desde una perspectiva científica de la historia y no dejarse llevar por los cantos de sirena de la posmodernidad que ofrece una historia “académica no ideologizada”, dado que si entramos al campo de lo político e ideológico ellos consciente o inconscientemente sostenedores del orden existentes y defensores de la política económica hegemónica hoy en el mundo y con su visión estática perfectible lo único que hacen es vender la idea que no existe más fuera de este sistema, en ese sentido son ellos también defensores de una ideología que actualmente pretende constituirse en pensamiento único.




BIBLIOGRAFÍA

Cardoso, C. F (1981) Introducción al trabajo de la investigación histórica. Barcelona. Grupo Editorial Grijalbo.

Fontana, J. (1982) Historia. Análisis del pasado y proyecto social. Barcelona Grupo Editorial Grijalbo.

                      (1992) La historia después del fin de la historia. Barcelona. Editorial Crítica.

Rivera, L.A. (2002) Hegemonía Imperial: Nihilismo Posmoderno. La nueva
 Historia conservadora. Actas del II Curso de Actualización en Historia y Cultura del Perú. Facultad de Humanidades Universidad Nacional Federico Villarreal.

Vega , C. (1997) ¿...”Fin de la historia” o desorden mundial?. Crítica la ideología del Progreso y reivindicación del socialismo. Santa Fe de Bogotá. Colección Pedagógica Política. Ediciones Antropos.

Vilar, P. (1980) Iniciación al vocabulario del análisis Histórico. Barcelona. Editorial Crítica. Grupo Editorial Grijalbo.

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