domingo, 12 de mayo de 2013

EL IMPERIALISMO



I.              CONCEPTO.

Es el capitalismo en su tercera fase, es decir , el expansionismo de capitales hacia países del África, Asia y Latinoamérica, de preferencia, como parte del proceso económico – social que buscaba colonias y mercados para agenciarse de materia prima, necesaria para las industrias de los países mas avanzados. En el siglo XIX el capital Industrial se fusiono con el Capital Bancario consolidándose el capital Financiero estableciéndose grandes grupos económicos (monopolios) que les otorgaba, asimismo, inmenso poder político, pues sus gobiernos emprendían conquistas militares, saqueos, despojo de territorios a países indefensos , ricos en recursos naturales.



II.            COMO SE DA EL PASO DIALÉCTICO DE UN SISTEMA ECONÓMICO A OTRO?
Nosotros sabemos que todas las formaciones económicas – sociales recorren en su historia dos momentos, uno ascendente y otro descendente. El primero es la época del triunfo del nuevo sistema. En el segundo dentro del mismo sistema se engendran y crecen los elementos de su decadencia, hasta que finalmente la misma población – un sector de ella – decide derrumbar el viejo sistema para que de paso al nuevo orden, que se ha desarrollado dialécticamente en el seno del anterior. Así ocurrió con la esclavitud, que fue sustituida por el feudalismo y luego, este por el capitalismo, hasta que este sistema en un determinado momento también será destruido, dejara de existir para dar paso al nuevo orden.
El fin de un sistema se avizora en su crisis cada vez mas frecuente, las cuales evidencian la falta de estabilidad y la descomposición de este, Así pues , sabemos que el capitalismo ha tenido una etapa de crecimiento y apogeo que correspondió al mercantilismo y a la Revolución Industrial, pero luego por la propia lógica y de su proceso interno sobrevive un momento superior final – el imperialismo – donde se evidencia el limite de la expansión capitalista, en el cual al no poder seguir desarrollando entrara en crisis y en descomposición y luego caerá para ya no levantarse mas. El imperialismo es la tercera fase y ultima fase del capitalismo y su esencia es la expansión del capital financiero para establecer monopolios bajo su control.

III.           CUANTO LE HA COSTADO EL IMPERIALISMO A LA HUMANIDAD.

El ultimo cuarto del Siglo XIX y los albores del siglo XX serán en la historia la época de las conquistas capitalistas por parte de los ingleses y principalmente, tanto en Asia y América, luego serian desplazados por la potencia creciente de USA para luego  USA también entre  en algún momento en crisis y sea sustituida por nuevos poderes imperiales, imperios cada vez mas fugaces.
Las conquistas colonialistas por las potencias imperiales han costado mucho a la humanidad  y aun le siguen costando: el saqueo e los pueblos subyugados y la explotación y genocidio de las poblaciones nativas así como la destrucción de sus identidades nacionales.
La prosperidad de las potencias esta asentada sobre la miseria de África, Asia, Oceanía y América. Los Colonialistas ingleses se apoderaron de un territorio de 112 veces superior de su metrópoli. Para cada inglés trabajaban no menos de ocho nativos e las posesiones coloniales.

CUAL FUE EL MODO DE  EXPLOTACION ECONOMICA DE LAS METROPOLIS IMPERIALISTAS SOBRE LA PERIFERIA


El imperialismo adopto básicamente tres modalidades de explotación de los territorios periféricos:
 LA COLONIA
Fueron el resultado directo de la conquista, donde la metrópoli ejercía un poder pleno, total y abierto.

EL PROTECTORADO

Se utilizo donde ya existían estados organizados e identidades nacionales amplias bien consolidadas. Ante ello aprovechando los conflictos regionales los imperialistas se colocaban como tutores del estado ocupado.

LAS CONCESIONES (ENCLAVES).

En algunos países demasiados extensos como China o con una aristocracia gobernante y de origen europeo como Hispanoamérica se limitaron a obtener ventajas comerciales y el control de ciertos recursos específicos a través de concesiones o enclaves.

CUALES SON LAS CARACTERISTICAS BASICAS DEL SISTEMA IMPERIALISTA

Los rasgos fundamentales del imperialismo son:
-       La concentración de la producción y del capital originaron la aparición de monopolios que pasan a controlar los mercados a nivel mundial.
-       La fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre esta base, del capital financiero y con ella la aparición de una poderosa burguesía financiera y monopólica.
-       La exportación de capitales adquiere una importancia primordial en comparación con la exportación de mercaderías.
-       Se forman alianzas monopolistas internacionales mediante las cuales la burguesía financiera se reparte la economía mundial.
-       Conjuntamente con ello los Estados Imperialistas son fortalecidos militarmente por sus respectivos burguesías financieras para que pueda proteger los intereses de su transnacionales ubicados en puntos cada vez mas lejanos de la tierra.
EL IMPERIALISMO BRITANICO

El Imperio Británico (siglo XX)
El Imperio Británico, comenzó a formarse a finales del siglo XVI mediante empresas comerciales de plantaciones de azúcar, tabaco, tráfico de esclavos y actividades misioneras en Norteamérica .


LA GUERRA DEL OPIO (1839-1843, 1856-1860)
Denominación de dos conflictos bélicos librados entre Gran Bretaña y China, por los cuales las potencias occidentales consiguieron importantes privilegios comerciales y territorios. Este conflicto se inició cuando el gobierno chino intentó poner fin al contrabando de opio realizado por los comerciantes de Gran Bretaña procedente de las posesiones británicas en la India y en el Sureste asiático.
La primera guerra del Opio comenzó en 1839 cuando las autoridades chinas destruyeron un cargamento de opio en Cantón. Los británicos respondieron a esta acción enviando una expedición de buques de guerra a esta zona en febrero de 1840. Obtuvieron una rápida victoria tras la que se firmó el Tratado de Nanjing, suscrito el 29 de agosto de 1842. Según este acuerdo, completado por otro convenio firmado el 8 de octubre de 1843, China se comprometía a pagar una gran indemnización, abrir cinco puertos al comercio exterior, permitir el asentamiento de súbditos británicos en los mismos y ceder Hong Kong a Gran Bretaña. Asimismo se otorgaba a los ciudadanos de Gran Bretaña residentes en China el derecho a ser juzgados sólo por cónsules británicos. Otros países occidentales reclamaron privilegios similares y también les fueron concedidos.
En octubre de 1856, la policía de Cantón abordó el navío Arrow y acusó a su tripulación de realizar contrabando de opio. Los británicos, que ansiaban conseguir mayores derechos comerciales, utilizaron este incidente para lanzar otra ofensiva con la que se inició la segunda guerra del Opio. Las fuerzas británicas ayudadas por las francesas no tardaron en lograr un nuevo triunfo militar en 1857. Cuando el gobierno chino se negó a ratificar el Tratado de Tianjin, firmado en 1858, se reanudaron las hostilidades. En 1860, después de que las tropas británicas y francesas ocuparan Pekín e incendiaran el Palacio de Verano, las autoridades chinas accedieron a aceptar el acuerdo. Las concesiones obtenidas gracias a este convenio fueron las siguientes: la apertura de nuevos puertos comerciales, permiso de residencia en Pekín para emisarios extranjeros, admisión de misioneros cristianos y la posibilidad de viajar al interior de China. La importación de opio fue legalizada en posteriores negociaciones.
LA GUERRA DE LOS BOERS
Guerra Bóer, conflicto bélico entre Gran Bretaña y los aliados afrikáners del Transvaal y el Estado Libre de Orange, que tuvo lugar, desde 1899 hasta 1902, en el sur de África, concretamente en los territorios que actualmente forman Sudáfrica.
Durante el siglo XIX, después de que Gran Bretaña consiguiera (1814) el cabo de Buena Esperanza y expandiera sus posesiones en el sur de África, surgieron sentimientos encontrados entre la población de ascendencia holandesa, conocida como bóer o afrikáner, y los colonos británicos. Esto provocó la migración bóer denominada la Gran Trek (1835-1843) y el consecuente establecimiento de las repúblicas bóers: Natal (1840), Transvaal (1848) y el Estado Libre de Orange (1854). En 1886 el escenario estaba preparado para la guerra con el descubrimiento de oro en Witwatersrand, región que entonces ocupaba partes del sur del Transvaal. El influjo de miles de mineros y prospectores británicos como colonos de la zona condujo a la fundación y muy rápido desarrollo de la ciudad de Johannesburgo en el Transvaal. Los bóers, principalmente agricultores, protestaron por la invasión de los cazadores de fortuna británicos, a quienes denominaban uitlanders (extranjeros), y como muestra de sus sentimientos, les gravaron con unos onerosos impuestos y les denegaron el derecho al voto. El resentimiento en ambas partes siguió aumentando durante unos años y al final condujo a una revuelta por parte de los uitlanders en Johannesburgo contra el gobierno bóer.
Esta revuelta fue instigada por el político y financiero colonial británico Cecil Rhodes, por entonces primer ministro de El Cabo de Buena Esperanza (o Colonia de El Cabo; posteriormente Provincia de El Cabo y, en la actualidad, provincias de El Cabo Oriental, El Cabo Occidental y El Cabo del Norte), que deseaba que todo el sur de África perteneciera al Imperio Británico. En diciembre de 1895, Leander Starr Jameson, amigo de Rhodes, dirigió un grupo de 600 británicos armados en un intento desautorizado de apoyar a los uitlanders rebeldes del Transvaal. Denominada la incursión de Jameson, la aventura dio como resultado la captura y encarcelamiento de Jameson y la dimisión de Rhodes. Más tarde, Jameson fue primer ministro (1904-1908) de la Colonia de El Cabo.
Las negociaciones directas para resolver el problema de Sudáfrica resultaron infructuosas y la hostilidad entre bóers y uitlanders no disminuyeron. El presidente del Transvaal, Paulus Kruger, nunca dejó de intentar suprimir las libertades de los uitlanders. En 1899 el recién nombrado gobernador británico de la Colonia de El Cabo, Alfred Milner, que estaba muy resentido del trato bóer a los británicos, promulgó decretos para transformar las tropas británicas compuestas por 12.000 efectivos en el sur de África en un ejército de 50.000 hombres. El 9 de octubre de 1899, Kruger requirió la retirada de todas las tropas británicas de las fronteras del Transvaal en 48 horas, y como alternativa la guerra abierta.

BATALLAS IMPORTANTES
El incumplimiento británico de las demandas de Kruger llevó consigo la acción inmediata, los bóers declararon la guerra el 12 de octubre de 1899. Las fuerzas bóers, que en un principio tuvieron éxito, invadieron los territorios británicos de Natal (anexionado por los ingleses en 1843) y la Colonia de El Cabo. En unos días consiguieron rodear a las tropas británicas en Ladysmith (Natal), en Mafeking (actualmente Mafikeng) y Kimberley (Colonia de El Cabo). En diciembre, el comandante en jefe británico sir Redvers H. Buller envió nuevas tropas para socorrer a las fuerzas británicas sitiadas en las tres zonas de guerra: Colenso (Natal); las colinas de Magersfontein en el Estado Libre de Orange y las fronteras de la Colonia de El Cabo; y la cadena montañosa de Stormberg, en la Colonia de El Cabo. En una semana, denominada por los británicos la Semana Negra, cada una de las nuevas unidades fueron derrotadas por las fuerzas bóers.
El 10 de enero de 1900, fue enviado el general británico Frederick Sleigh Roberts para sustituir a Buller como comandante en jefe. (Sin embargo, Buller continuó la lucha durante la guerra.) A comienzos de febrero, Roberts envió al comandante británico John Denton Pinkstone French al norte para socorrer la ciudad de Kimberley; el objetivo de French fue conseguido cuatro días después. Al mismo tiempo, Roberts emprendió una marcha hacia el noreste desde la Colonia de El Cabo hasta el Estado Libre de Orange. Atacado por el general bóer Piet Cronje el 27 de febrero, Roberts se defendió con éxito y obligó a aquél y a sus tropas a rendirse. El 13 de marzo, Roberts entró en Bloemfontein, capital del Estado Libre de Orange. Dos meses después, el 17 de mayo, fue socorrida la asediada Mafeking, que era defendida por las tropas al mando del británico Robert Baden-Powell. Roberts capturó Johannesburgo el 31 de mayo y Pretoria, capital del Transvaal, el 5 de junio. Debido a estas derrotas, el presidente Kruger huyó a Europa, y Roberts, creyendo que había ganado la guerra, regresó a Inglaterra en enero de 1901.
LA RESISTENCIA DE GUERRILLAS
La satisfacción británica duró poco tiempo. Los líderes bóers, entre ellos soldados y futuros estadistas como Louis Botha, Jan Christiaan Smuts y Christian de Wet, lanzaron una extensa y bien proyectada guerra de guerrillas contra las tropas de ocupación británicas. La lucha continuó hasta 1902 y sólo fue sofocada a través de la severa táctica del nuevo comandante en jefe británico lord Horatio Herbert Kitchener. Agotó al enemigo devastando las granjas bóers que mantenían y escondían a las guerrillas, llevando población civil, principalmente mujeres y niños, a campos de concentración y construyendo una cadena estratégica de formidables blocaos (pequeños fortines) de hierro para sus tropas.
TRATADO DE VEREENIGING
Las negociaciones de paz comenzaron el 23 de marzo de 1902, y el 31 de mayo los líderes bóers firmaron el Tratado de Vereeniging. El acuerdo concluyó las hostilidades, otorgando el autogobierno al Transvaal y al Estado Libre de Orange, como colonias del Imperio Británico, y permitió la utilización del afrikaans en las escuelas y en los tribunales. Inglaterra acordó a cambio pagar 3 millones de libras esterlinas de indemnización para la rehabilitación, y concedió la amnistía y la repatriación a los soldados bóers que prometieran su lealtad al monarca británico.
Como resultado de la guerra los ingleses perdieron unos 28.000 hombres y los bóers unos 4.000, así como unos 20.000 civiles que murieron de enfermedades en campos de concentración.
El Tratado de Vereeniging llevó la paz y la unificación política a Sudáfrica, pero no eliminó las causas subyacentes que iniciaron el conflicto. Incluso después del establecimiento de la Unión Sudafricana en 1910, los bóers se mantuvieron durante mucho tiempo cultural y socialmente a un lado, hasta la década de 1940.
LA REBELION DE TAIPING
Durante la década de 1850 se agitaron los cimientos del imperio por la rebelión Taiping, una revolución popular de origen religioso, social y económico. Su dirigente, Hong Xiuquan se llegó a considerar a sí mismo hermano pequeño de Jesucristo, al que por mandato divino se le había ordenado deshacerse del mandato manchú de China y establecer una dinastía cristiana. La rebelión surgió en la provincia de Guangxi en 1851; hacia 1853 los Taiping se habían desplazado hacia el norte y establecido su capital en Nanjing. Aunque no fueron capaces de ocupar Pekín, hacia 1860 estaban firmemente atrincherados en el valle del Yangzi Jiang y amenazaban Shanghai.
La dinastía manchú, enfrentada a la realidad de tener que mantener relaciones con los más poderosos Estados occidentales y destrozada por una rebelión interna de proporciones sin precedentes, pretendió reformar su política para garantizar la supervivencia del imperio. Desde 1860 a 1895 se hicieron intentos para restaurar el gobierno siguiendo principios confucianos con el fin de solucionar los problemas internos, sociales y económicos, y permitir la introducción de tecnología occidental que reforzara el poder del Estado. Los manchúes eran incapaces de proporcionar las directrices para tales programas, por lo que los reformistas se dirigieron hacia los oficiales chinos de las provincias. Gracias al poder imperial que les había concedido una mayor autoridad financiera, administrativa y militar, algunos de estos oficiales chinos habían tenido importantes éxitos al llevar a cabo sus programas. Durante las décadas de 1860 y 1870, en gran medida a través de los esfuerzos de los gobernadores Tseng Kuo-Fan y Li Hongzhang, se sofocó la rebelión Taiping, se restauró la paz interna, se establecieron arsenales y astilleros, y se abrieron varias minas. Sin embargo, los objetivos de mantener un gobierno confuciano y desarrollar un poder militar moderno eran básicamente incompatibles. La dirección de este programa de modernizaciones fue desempeñada por los burócratas neoconfucianos, graduados siguiendo el sistema de exámenes para funcionarios públicos. Sin embargo, estos hombres estaban pobremente equipados o estaban encargados de llevar a cabo programas parciales de modernización cuyo objetivo era aumentar el poder estatal; en consecuencia, los esfuerzos de China por fortalecerse desde 1860 a 1895 fueron inútiles.
EL MOVIMIENTO DE LOS BOXER
Hacia 1898 un grupo de reformadores ilustrados adquirieron gran influencia sobre el joven y abierto emperador Guangxu. En el verano de ese año, incitados por la urgencia de la situación creada por el aumento de las nuevas esferas de influencia extranjera, aplicaron un profundo programa de reformas diseñado para convertir a China en una monarquía constitucional y modernizar su economía y sistema educativo. Este programa enfrentó a la oposición de la camarilla de oficiales manchúes elegidos por la emperatriz Cixi, que se había retirado poco tiempo antes. Cixi y los oficiales manchúes secuestraron al emperador y con la ayuda de jefes militares leales sofocaron el movimiento reformista. Se extendió por todo el país una reacción violenta, que alcanzó su punto álgido en 1900 con un levantamiento xenófobo de la sociedad secreta de los Bóxer, un grupo que gozaba del apoyo de la emperatriz viuda y de numerosos oficiales manchúes. Después de que una fuerza expedicionaria occidental hubiera aplastado la rebelión Bóxer en Pekín, el gobierno manchú se dio cuenta de la inutilidad de su política. En 1902 adoptó su propio programa de reformas e hizo planes para establecer un gobierno constitucional limitado, según el modelo japonés. En 1905 se abandonó el antiguo sistema de exámenes para los funcionarios.
Era tarde para los manchúes. Poco después de la Guerra Chino-japonesa, Sun Yat-sen, formado según el modelo occidental, había iniciado un movimiento revolucionario dedicado a establecer un gobierno republicano. Durante la primera década del siglo XX, los revolucionarios atrajeron a estudiantes, comerciantes chinos con el extranjero y grupos nacionales poco satisfechos con el gobierno manchú. A mediados de 1911 tuvieron lugar levantamientos como protesta contra el programa de nacionalización del ferrocarril Qing y en octubre de ese año estalló la Revolución republicana en Hankou (en la actualidad, parte de la ciudad de Wuhan), en China central, extendiéndose a otras provincias, mientras Sun tomaba el control de la revuelta. Los ejércitos manchúes, reorganizados por el general Yuan Shikai, eran claramente superiores a las fuerzas rebeldes, pero Yuan sólo aplicó una presión militar limitada y negoció con los dirigentes rebeldes ser designado presidente de un nuevo gobierno republicano. El 12 de febrero de 1912 Sun Yat-sen cedió su puesto de presidente provisional en favor de Yuan y sumisamente los manchúes se retiraron del poder. El 14 de febrero de 1912 una asamblea revolucionaria reunida en Nanjing eligió a Yuan primer presidente de la República de China.














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